Qué mejor en el año de Batman y la celebración de sus 75 años que este cómic Grandes Autores de Batman: Alan Davis – Año Dos en formato cartoné, que incluye Detective Comics Nº 575-578, Batman: Full Circle y Batman Gotham Knights Nº 25, que nos brinda ECC Ediciones.
Hay que decir que nos encontramos ante una obra polémica. Lo primero que puede uno preguntarse es, ¿merece esto llamarse secuela de Año Uno? Esta pregunta puede incluso resultar injusta. Año Dos compite con una obra maestra a nivel argumental, por lo que ante semejante título es bastante complicado que deje al lector satisfecho.
Pero, ¿significa esto que, de no ser una secuela, Año Dos sería mejor? Mike W. Barr recibió una responsabilidad bastante grande, y como resultado, creo que obtenemos una historia bastante forzada. El tono de la historia cambia completamente en relación con su predecesor, provocando que el ritmo de historia no se le parezca y que la personalidad de Wayne no encaje. Por ello, excepto por la continuidad cronológica, poco tiene que ver con Año Uno.
Barr nos introduce al villano El Segador como una antigua contrapartida de Batman, un encapuchado que hace dos décadas limpiaba las calles de Gotham de delincuencia dejando tras de sí un rastro de cadáveres. Debido a la semejanza con la actividad del Caballero Oscuro, el paralelismo está asegurado, y se ve acentuado con el regreso del Segador. Claro que, quizás, El Segador no cumple con lo esperado al ser el paralelismo demasiado grande. Por poner un ejemplo, su origen incluye la muerte de su esposa en un tiroteo demasiado similar al de Martha Wayne.
En cuanto al dibujo, encontramos a Alan Davis al principio de la historia, retirándose después para ser reemplazado por el por entonces aún joven Todd McFarlane. Esta mezcla de lápices cumple con su cometido sin mostrarnos ninguna obra maestra, empezando a desmarcarse cada vez más el estilo tan característico de McFarlane en las viñetas.
Además de todo esto, se añade una segunda historia a continuación, en la que el Segador vuelve a la carga, de nuevo con la pareja inicial formada por Mike W. Barr y Alan Davis. Finalmente, encontramos unas páginas en blanco y negro con el mismo equipo reincidiendo en la última ronda en McSurleys, donde Davis nos deleita con un arte en los lápices que no hemos podido disfrutar en las páginas anteriores.
Pero lo mas importante de este tomo es, sin duda (y de ahí en nombre del tomo), el dibujo de Alan Davis, un artista capaz de transmitir la intensidad emocional del momento en sus viñetas. Para los fanáticos y no tan fanáticos del Caballero Oscuro, este es un cómic que no se puede dejar pasar.