Hace escasos días se anunció la salida de Marc Guggenheim de los guiones de Arrow, ya que ha fichado por Marvel –otra vez- para encargarse de los X-Men (en formato cómic). El señor Guggenheim, para quien no lo conozca, es el showrunner de Arrow, la cara visible del proyecto. Un tipo calvo y feo pero muy versado en el mundo del cómic. Co-guionizó la película de The Amazing Spiderman y tiene un largo historial de cómics a sus espaldas. Y, con el anuncio de su salida (recordemos, tan solo deja de guionizar algunos capítulos, pues sigue vinculado a la serie como productor ejecutivo), cundió el pánico en los foros de Arrow. ¿Es lícito empezar a temer por un bajón en la calidad de la serie? Rotundamente no.
¿Y eso por qué? Muy fácil: el equipo que sustenta la serie -desde actores, directores, iluminadores (…) y por supuesto guionistas- es francamente bueno. De hecho, Guggenheim no ha puesto una sola coma en el guión de este Streets of Fire, y el capítulo en cuestión cumple con creces. Es un in crescendo no solo el episodio en sí, sino ya como aperitivo para el cierre de la segunda temporada.
Entrañaba dificultad la narrativa del capítulo debido a los múltiples frentes abiertos. Arrow y Laurel por un lado, el Detective Lance por otro, Diggle con Isabel Rochev, Thea lista para abandonar la ciudad, Sara y Felicity desubicadas… y todo, absolutamente todo queda hilado, tramado de forma maestra cual tela de araña. En los ocho primeros minutos ya nos han llevado de la mano para abarcar la pluralidad de la acción. Y sin perdernos en un solo instante, como bien puede ocurrir en Juego de Tronos (por poner un ejemplo). La acción y la adrenalina al más puro estilo de cómic americano te amarran al sofá y te impiden levantarte hasta que finaliza el episodio.
Arrow es una serie ambiciosa, pero sin un presupuesto colosal (una vez más, debo nombrar a Juego de Tronos). Es osada, tanto en complejidad argumental como en puesta en escena. Calles en llamas, persecuciones en coche, atropellos (Felicity, te queremos), vuelcos espectaculares y explosiones… en un show televisivo de superhéroes. Acojonante.
Cogemos el timón que nos brindó el anterior episodio y arrancamos con el duelo entre Digg e Isabel Rochev. Un duelo que, aunque de poca trascendencia, cabe señalar pues está rodado como los combates de la primera temporada -en mi opinión, más vistosos que las escenas de acción más recientes-. Planos más largos, con coreografías y tomas lejanas que hacen a uno soñar con el tan ansiado final de temporada: Arrow contra Deathstroke.
A nivel argumental, este capítulo nos sirve como cierre de muchas de las tramas que hemos ido siguiendo desde prácticamente el inicio de la second season. Da un colofón a las historias de Sara, de Thea y de Lance de manera que el camino quede allanado para el enfrentamiento final entre Ollie y Slade.
Sara Lance, la hermana descarriada reconvertida en asesina, nos fue introducida al inicio de temporada y su notoriedad ha ido en aumento de tal manera que su presencia es mayor incluso a la de su hermana Laurel. Un personaje con un gran peso en los flashbacks de la isla, que culmina su arco evolutivo pasando por el camino que vivió Oliver; de justiciero asesino a héroe reconocido.
El Detective Lance, por su parte, consigue aquello que se le arrebató de forma injusta: su status como Detective. Y no solo eso, atención a la mirada que les echa a sus hijas frente al edificio en llamas. Esa era su meta: reunir a la familia. Me gusta este personaje, no me escondo. Me parece uno de los mejor llevados, sino el mejor. Es fácil empatizar con él, tanto en su etapa de cascarrabias como ahora, que viene a ser una especie de Jim Gordon -incluyendo el símil de tener una hija superheroína-. Remarcable la interpretación que realiza Paul Blackthorne en cada una de sus escenas, pues ha logrado que muchos a los que no agradaba agachen la cabeza y admitan lo bien tratado que está el personaje.
Y Thea, la muerte de la cual pedían a gritos multitud de fans durante la primera temporada, se nos ha hecho mayor. Insufrible a veces, descarada en otras, lo cierto es que su trasfondo -hija de Malcolm Merlyn- desprende magia por doquier. Y más aún si el encarnizado enemigo de su hermano superhéroe vuelve de la muerte para salvarle el culo… ¡y ella lo manda de nuevo a mascar tierra! Para los seguidores de Batman, ¿solo a mí me huele a la Fosa de Lázaro en todo el asunto de Malcolm Merlyn?
Quizá el único “pero” que presenta Streets of Fire es el repentino arrebato de culpa que siente Sebastian Blood. Incomprensible en un personaje cruel que en ningún momento ha mostrado signos de arrepentimiento. Sin embargo, se esfuerzan por humanizar al alcalde de Starling City con el genial monólogo de las pesadillas y la relación de la máscara en todo ello. Al más puro estilo Bruce Wayne, empuña Blood sus miedos para intentar superarlos. Atentos al plano de la muerte de Blood a manos de Isabel Rochev. Una delicia.
Solo un tema me resta por tratar en esta reseña. El más importante. Me he dejado el caramelito dulce para el final. Slade habla de que habrá una muerte más antes de que todo acabe (“aquella persona que más te importa”). Y el objetivo de Slade no será otro que Felicity. Me apuesto mi reputación en ello. Para quienes duden, allá voy: no repasaré todos esos minúsculos detalles a lo largo de la temporada sobre los sentimientos de los dos. Obviaré también la química entre ambos actores, e incluso ignoraré la épica historia del villano amenazando la vida de la chica mientras el héroe acude a rescatarla (¿alguien ha visto la primera de Spiderman? ¿La escena del puente con Mary Jane? Pues eso). Pero no me pidáis que no repare en las tremendas pistas que nos han brindado en este episodio.
Pista 1: Isabel Rochev dice a Digg que quiere meterle una bala en la cabeza a Felicity (antes de que ésta la atropelle. ¡Tremendo!)
Pista 2: Plano detalle a cómo Oliver toca el hombro de Felicity (¡Incluso lo ponen a cámara lenta!)
Pista 3: Exactamente igual que la pista 2, solo que Ollie apoya su mano sobre la espalda de ella, y una vez más todo se ralentiza.
Solo puede acabar así. Felicity es el objetivo de Slade, siempre lo fue (“Oliver me quitó a la mujer que amaba. Yo le haré lo mismo”). Y si no, tiempo al tiempo. El final de temporada promete estar a la altura. De momento, el tráiler promocional de Unthinkable (2×23) podéis verlo aquí. Pinta muy, pero que muy bien.