[Reseña] Constantine Nº 2

Constantine Nº 2

Curiosa lectura la del segundo tomo de Constantine publicado por ECC Ediciones por el giro que supone en varios aspectos. El primero, y más importante, es el del hecho de comenzar a leerlo y quedarte con la sensación de que igual ha pasado tanto tiempo desde el primer tomo que te has olvidado de cosas. Pero no, no es así, lo que ocurre es que ECC se ha saltado un número de la colección americana, porque sí, Constantine Nº 2 contiene los números del 6 al 8, quedando el número 5 descolgado al haber sido incluido en La Liga de la Justicia por pertenecer al evento La Guerra de la Trinidad.

Y es que esto no tendría trascendencia si no fuese porque el estado en el que encontramos a John Constantine deriva completamente de lo que ocurre en ese número 5, y la confusión es importante hasta que por fin uno consigue meterse de nuevo e la historia. En fin, pequeña metedura de pata de la editorial.

El segundo gran giro es el cambio de guionista, en el que tras un primer arco argumental bastante aceptable, Jeff Lemire le cede el testigo a Ray Fawkes, un tipo que no solo tendrá que lidiar con recoger los pedazos y seguir adelante, sino que tendrá que vérselas de lleno con la inmersión de cabeza del personaje en el Universo DC. Lamentablemente, el traspaso de testigo es para mal.

A pesar del cambio de arco, Constantine sigue luchando contra la búsqueda de poder de la Secta de la Llama Fría, directamente con Mr. E y la hija de Sargón, e indirectamente con su líder. Sin embargo, entre que no nos enteramos de nada por la falta del número 5, que se ha sustituido la genial atmósfera «Hellblazer» de los primeros números por mera acción a raudales, y que las páginas de este tomo no nos cuentan absolutamente nada sustancioso, tenemos que la lectura de estas páginas se convierte en algo realmente tedioso.

Tan solo se percibe con interés ese giro de acontecimientos del que es capaz Constantine, un tipo frío y calculador que siempre tiene un as en la manga, y que establece una estrategia desde el comienzo que le lleva a manipular a sus rivales hasta salirse con la suya, aunque que parezca que está al borde de la derrota.

Si el apartado narrativo ya es de por sí mediocre y lioso, el apartado gráfico se convierte en un compendio de estilos que da más sensación de trabajo hecho por encargo para salir del paso que de ganas de aportar algo a la industria del cómic. Cada uno de los tres números ha sido dibujado por un artista diferente, un trío formado por Renato Guedes, Szymon Kudranski y Aco que por el lado de Guedes resulta continuista pero sin llegar al nivel anterior, por el lado de Kudranski se ve intrascendente y, siendo justos, se ve bastante llamativo por el de Aco.

En definitiva, tres números incomprensibles en un principio y que al final te dejan como empezaste, un ejercicio de despropósito que puede servir de ejemplo en un futuro sobre cómo echar por tierra el trabajo realizado en los primeros pasos de la serie. Y lo que es peor, no hace ni la más mínima justicia a uno de los mejores personajes del mundo del cómic.