A falta de lo que pueda ocurrir en el futuro, el gran villano de nueva etapa de la historia de Batman que ha derivado del nacimiento de los Nuevos 52, no ha sido una persona física, sino una organización que parece que siempre ha estado ahí, desde tiempos inmemoriales dirigiendo la ciudad en la sombra, pero que no había salido a la luz hasta ahora.
Hablamos del Tribunal de los Búhos, protagonistas de los primeros números de toda las series de la Bat-Familia hasta el punto de haberse establecido como uno de los puntos clave del universo del Hombre Murciélago. Tanto es así, que no solo tenemos a más de una Garra (los miembros del ejércitos de no-muertos del Tribunal de los Búhos) que se ha cambiado de bando, sino que además hay una en concreto que ha conseguido serie regular propia.
Hablamos de Calvin Rose, un escapista reclutado por la malvada organización que, como vimos en el primer tomo en el que ECC Ediciones recopila los primeros números de Talon, se convierte en un renegado y huye para emprender una nueva vida. Sin embargo, tras unos años, decide regresar para luchar contra sus antiguos señores e intentar acabar con la secta.
Ahora, en el segundo tomo publicado por la editorial española, titulado Garra: ¡La Perdición de los Búhos!, se recogen los números siguientes (que van del 7 al 11 USA), pero también Detective Comics Nº 19 y Birds of Prey Nº 18-21 USA, números que suponen un cruce con la serie regular de Rose.
Como recordaréis, el final del primer tomo nos dejó con un cliffhanger en el que descubríamos que Sebastian Clark, hombre con el que colaboraba Rose para acabar con el Tribunal, es en realidad el anterior señor supremo de la organización, cuyo único objetivo es derrocar al actual líder para recuperar su antiguo puesto. Es por esto por lo que, en vistas a cerrar ya ese arco argumental, toca intentar dar un giro a la trama en el que, por si no fuera suficiente con una, Calvin debe acabar con dos facciones del Tribunal.
Como siempre ocurre en los casos de series de personajes nuevos o poco conocidos que no van todo lo bien que a la editorial le gustaría, en este nuevo arco se opta por tirar de reclamo, incorporando al archiconocido villano Bane como colaborador de Sebastian Clark. De hecho, el tomo comienza con la historia de James Tynion IV para Detective Comics Nº 19 (dibujada espléndidamente por Mike Janin), una introducción que nos narra como Bane intenta conquistar Gotham con un ejército y cómo sus planes son desbaratados por el Tribunal de los Búhos. Es este hecho el que provoca que Bane se una a Clark para intentar acabar con la organización secreta.
Tras la introducción, toca cerrar el arco argumental que nos sirve de enlace para lo que será la nueva situación en esta serie, con un Clark revelado como villano y colaborando con Bane, y un Calvin Rose que vuelve a caer en las garras del Tribunal. Pero antes, hay que pasar por los números de Birds of Prey creados por Christy Marx y Romano Molenaar, extraídos de su propia serie regular y que están ligeramente relacionados con Talon. En los cuatro números incluidos, somos testigos de una trama en la que se une a las Aves de Presa otra Garra renegada, ayudando a desbaratar los planes de un Sr. Frío que también busca desmantelar la organización de los Búhos.
El trabajo realizado para estos números es correcto en todos los aspectos, sin quejas pero sin alardes de calidad. La sensación que nos deja es la de que se pasen lo antes posible, porque aunque resultan entretenidos, lo que quiere en realidad el lector de este tomo es recuperar la trama principal protagonizada por Calvin Rose.
A partir de aquí, comienza el nuevo arco que es, en realidad, la culminación de todo lo que se ha estado construyendo hasta ahora. Somos testigos del desenlace de todo aquello por lo que Calvin ha luchado, y de la caída en todo aquello que ha intentado evitar. Nuestro antihéroe vuelve a estar “cogido por los huevos”, y se las debe apañar para cumplir con las condiciones sin que Casey Washington y su hija sufran las consecuencias. Aunque como bien demuestra Casey, sabe valerse de sobra por sí misma.
Los guiones están perfectamente enlazados con todo lo que nos llevan contando desde el primer número, y para gozo de los fans de Batman y su universo, perfectamente encajados en el seno de la Bat-familia. Eso sí, pese a estar desarrollada de forma adecuada, la historia en general resulta un poco anodina y arquetípica, de ahí el poco éxito cosechado y su anuncio de cancelación. Los dibujos tampoco ayudan, ya que recoge el testigo Miguel Sepúlveda con unos dibujos de un nivel por debajo de lo que nos brindó March.
En el primer tomo esperábamos que se mantuviera una línea ascendente en los siguientes números, y hay que decir que eso ha sucedido así. Sin embargo, no parece haber sido suficiente, y aunque se antoja una lectura agradable y llamativa, no llega a ser memorable. Al menos esperamos que en los últimos números de la serie, que nos llegarán en el tercer tomo, supongan un buen broche final a esta serie que quiso pero no pudo.