Aprovechando el año que es (75º aniversario de Batman) y que estamos donde estamos (España), ECC Ediciones ha decidido relanzar una nueva edición de la obra original Batman: Barcelona, un especial que se publicó con motivo del Salón Internacional del Cómic de Barcelona de 2009 y que vio la luz de forma simultánea en Estados Unidos, Italia y, cómo no, España.
Lo cierto es que como rareza está bien, pero siendo sincero, las 48 páginas con las que cuenta Batman en Barcelona: El Caballero del Dragón (bocetos y entrevistas incluidos), no dan para mucho. A pesar de que el guionista es un tipo reconocido dentro de la industria del cómic, Mark Waid, el material con el que nos encontramos aquí no dejará de ser una mera anécdota para los españoles (barceloneses sobre todo) y algo total y absolutamente intrascendente para el resto del mundo.
La historia gira en torno a Batman y Killer Croc. Según información extraída al Espantapájaros, Batman se entera de que el malvado lagarto gigante viaja a Barcelona (no sabemos cómo habrá llegado allí) para convertirse en el dragón de la leyenda de Sant Jordi que asesinaba a jóvenes doncellas. Imitando esta leyenda, Croc va dejando tras de sí un río de muerte y asesinatos en la Ciudad Condal, algo que Bruce Wayne ha decidido combatir pese a encontrarse fuera de «su jurisdicción».
Pese a que esta es la primera aparición en un cómic del Hombre Murciélago en la ciudad española, la historia nos deja bien claro que no es la primera vez que Wayne viaja allí, como demuestra el hecho de tener una filial de su empresa, un contacto en la persona de Cristina Llanero o una mini-batcueva que parece tener en varias ciudades de todo el mundo. Así que ya sabéis, aunque no lo sepáis, Batman visita Barcelona de vez en cuando.
Dejando de lado la intrascendencia y mediocridad de la historia, que se antoja simple y corta, hay que decir que al menos Waid se preocupa de capturar la esencia de Barcelona. Alejándose de tópicos españoles, el autor introduce en la historia de forma lo menos forzada posible lugares emblemáticos de la ciudad como la Casa Batlló o la Sagrada Familia, al tiempo que hace girar la trama alrededor de la leyenda de Sant Jordi y la ambienta en el día de su conmemoración, con rosa y libro incluidos.
A los dibujos, nada menos que un español, Diego Olmos, encargado de retratar a la ciudad barcelonesa como una ciudad digna para que Batman la visite, intentando aportar esa oscuridad y aspecto gótico que muchos piensan que solo Gotham puede tener. El dibujo, sin ser de lo mejor que se puede ver en la industria, resulta claro y conciso, haciendo totalmente reconocible la Ciudad Condal en cada esquina, algo que desde luego será muy del agrado de sus habitantes. Lo malo es que, si ya el dibujo no es ninguna maravilla, el entintado y los colores acaban por darle un envoltorio más propio de cuento infantil que de cómic de Batman.
En definitiva, estamos ante una obra totalmente prescindible en la que ni siquiera la mayoría de fans de Batman sabrán encontrar algo que apreciar. Como mucho, podríamos hablar de un material digno para completistas o para habitantes de Barcelona, que encontrarán curioso ver a Batman por las calles de su ciudad, perfectamente reconocibles en las páginas del tomo.