Advertencia a incautos: si aún no has visto el 3×01, te aconsejo que no sigas leyendo. ¡Aquí hay spoilers para parar un tren! Pero si eres de los míos, entonces a buen seguro nada de lo que diga va a chafarte la sorpresa. ¡Así que venga, adelante!
Las muertes en las series son un tema espinoso. Y lo son porque cuando un personaje muere, normalmente es debido a que los mandamases se lo quieren quitar de encima. Entra aquí el doble juego de la muerte engañosa, esa que sirve más a intereses de meta ficción que a la propia historia en sí. A estas alturas ya sabrás que hablo de la muerte de Sara Lance. Lo bueno de dicha muerte -nunca creí que diría estas palabras- es que no pertenece al caso expuesto arriba. Esta muerte es un catalizador, y por suerte, sirve para generar tramas y no para cerrarlas.
El Team Arrow está de luto. Esta muerte en la familia afecta a todos de distinta manera, y saca a la palestra un tema interesante que solo se había tocado por encima en Arrow: el miedo a morir, el miedo a no aprovechar el momento. Parece lejano el día en el que Malcolm Merlyn le propinó una buena paliza a Oliver, y este se quedó tocado ante el temor de perderlo todo. Ahora, con el cadáver de Sara sobre la mesa, esta idea vuelve a resurgir para ser tratada de forma distinta. Se inserta aquí a Felicity, con esos vaivenes amorosos que tan poco me gustan. Pero curiosamente se encara en la dirección correcta. Siempre que el protagonista crece, madura y aprende es una buena decisión, y es de buen hacer que sea la propia Felicity quien haga trastabillar los cimientos de cómo Oliver está conduciendo su vida.
Este capítulo, fuertemente centrado en Oliver, ayuda a descubrir las sombras de un personaje trabajado que cada vez va sumando más capas. Se toca el tema del líder, esa figura a la que todos miran cuando la cosa pinta fea, pero a la que pocos congratulan cuando salva el pastel. El líder debe ser fuerte, debe tener temple y sobre todo, nunca se desmorona. Y eso, a veces puede ser una carga muy pesada.
Y si no, que se lo digan a Oliver. Encaja como puede la carta de Thea a Roy, y es en detalles como este cuando vemos a un Stephen Amell que no solo se dedica a machacarse en el gimnasio (de veras, buscad sus entrenamientos por Youtube. Este tío es una máquina). Con una mirada es capaz de transmitir inseguridad, dolor, culpa… y aun así sabes que no puede permitirse flaquear.
Esta resolución de Oliver solo puede estallar hacia un lado: sí, hablamos de su faceta como Arrow. A buen seguro no fui el único que al ver a Komodo se acordó de aquellos duelos contra Malcolm Merlyn. Arquero contra arquero. Y más aún cuando en el primer encuentro entre Arrow y Komodo es Oliver quien muerde el polvo.
Esta caída del personaje es total. Cómo Oliver falla, cómo Arrow es derrotado, y no es hasta que Felicity le hace recapacitar que la cosa remonta. Pocas veces hemos visto a un Arrow desatado como al final contra Komodo, donde caza al vuelo la flecha de éste para devolvérsela. Sí, es una sobrada como pocas, pero qué diablos, nos encantan estas sobradas.
El plato fuerte del episodio es curiosamente lo menos llamativo del mismo. Esos flachbacks en Hong Kong, pasados por un filtro amarillo a lo Breaking Bad, van cayendo en cuenta gotas, pero todos están muy bien construidos. Porque a banda de colocar a Tommy como objetivo de Ollie (muy buen recurso, por cierto), los intereses de los guionistas apuntan más arriba. Con la reaparición del joven Merlyn, además de rebuscar en nuestra nostalgia, consiguen que tengamos presente ese apellido: Merlyn.
Juega el mismo papel la famosa llamada de Thea que está esperando Oliver. La sombra de los Merlyn flota como un fantasma, y todo en el capítulo está orientado aquí: la aparición de Komodo (arquero negro) sirve también a este propósito. Porque al final, el caramelo que nos plantan delante es la vuelta de Thea a la acción. ¿Tendremos un nuevo duelo entre Ollie y Malcolm Merlyn? Y puestos a añadir morbo… ¿se atreverán también a enfrentar a Roy contra Thea?
Ya para cerrar, a modo de miscelánea, este episodio encierra algunos huevos de pascua muy bien escondidos:
- Komodo, el enemigo a batir, es un enemigo muy reciente en los cómics de Green Arrow. De hecho, cuando Komodo asesina al paciente frente a Laurel, la pose del villano es extraída directamente de una de las viñetas del cómic.
- El creador del personaje de Komodo en los cómics es Jeff Lemire. ¿Os suena el apellido? Cuando Oliver persigue a Komodo en moto, Felicity le dice a Ollie que el enemigo se encuentra en la calle Lemire. ¡Guiño al guionista!