Hay veces en que la televisión te sorprende. Suelen ser pequeños pasos, dados a veces de forma arriesgada, pero que luego dejan huella en la manera de producir ficción televisiva. Ya nada fue igual tras Los Soprano. Todo cambió ante los cliffhangers de Lost y su narrativa en flashback, y algo mutó también con los pocos escrúpulos que tienen en Juego de Tronos (y en The Walking Dead) para prescindir de personajes con mucho peso en la trama.
El efecto del crossover entre The Flash y Arrow es fácilmente asumible dentro de estos “pasos” notorios. Y antes de que alguien ponga el grito en el cielo, solo hay que aguardar con paciencia. Porque quien crea que este “universo compartido” no ha a ser copiado hasta la saciedad en las series venideras, ese alguien se equivoca.
Teníamos la duda de hasta qué punto los chicos de la cadena CW eran capaces de transmitirnos la sensación real de crossover. Muchos ya estamos acostumbrados a dicha sensación gracias a los cómics, donde el crossover es un recurso que se popularizó tanto en los noventa que acabó por ser reiterativo y cansino a más no poder. Aquí, sin embargo, se han exprimido todas las virtudes de este formato para hacer de él mucho más que un reclamo de audiencia para ambas series.
Porque sí, ese es el objetivo en última instancia, atraer más ojos curiosos. Que aquellos que no se interesaron por The Flash desde un inicio lo hagan ahora, y que aquellos otros -pocos- que sigan solo The Flash, decidan por fin a confiar en el cruzado de la capucha y el arco. Por suerte para nosotros, el trío pensante formado por Greg Berlanti, Marc Guggenheim y Andrew Kreisberg ha apostado por poner toda la carne en el asador y regalar a los fans -y remarco “fans” por encima de “espectadores”- dos capítulos que solo pueden ser calificables de “impresionantes”. Los dos. The Flash 1×08 y Arrow 3×08. Y digo “fans” porque no hay público más fiel que el del género de ciencia-ficción y superheroico. Y si no, que se lo digan a Marvel y su venta de DVD’s. Exactamente igual que a CW y las copias vendidas de la primera y segunda temporada de Arrow.
El cruce entre ambas series juega con una premisa que a veces es pasada por alto: lo breve, si bueno, dos veces bueno. O sea, que en ocasiones, en la sencillez está la perfección. No hay aquí historias rocambolescas, con giros inesperados e intriga desmedida. No, nada de eso. La trama en ambos capítulos es simple, diría que incluso hasta predecible. Pero con qué gusto se disfruta, oye.
La estructura no alardea con malabares, porque va a lo que va. Y funciona impecablemente. En The Flash priman los colores, la acción ocurre en Central City y los personajes secundarios son Iris, su novio y Joe. El villano es un meta-humano de poderes variopintos, y termina por estar preso en los laboratorios S.T.A.R.
El capítulo de Arrow sigue exactamente el mismo patrón, pero a la inversa. Tónica oscura, el escenario es ahora Starling City, los secundaros son ahora Thea, Laurel y el Detective Lance (casualmente, al igual que Iris y Joe, Laurel era el interés amoroso del protagonista, y su padre un policía que actúa junto al héroe de turno). El antagonista aquí no cuenta con abracadabras de luces y finaliza con el encarcelamiento de éste en el Purgatorio.
Simple, ¿verdad? Desde luego. ¿Dónde está la magia, entonces? Pues en cada maldita escena. Este cruce recuerda y mucho a una historia con sabor a cómic de antes. De esas que la competencia de DC tanto está popularizando últimamente. La dinámica entre ambos protagonistas (Oliver y Barry) es cojonuda como pocas. Siempre con más capas de las que pueda parecer en un inicio, la relación entre ellos rebasa el simple mentor-alumno. Hay mil y un matices que destacar. Desde la desconfianza de Barry por los métodos empleados por Oliver, hasta la desesperación que transmite Stephen Amell al ver todo el poder de Barry desaprovechado por lanzarse a la acción de cabeza. Son genial esas miradas de Oliver que parecen decir “te estás tomando esto a guasa. Si vieras lo que yo he visto…”.
Dos caminos distintos, dos filosofías, que no pueden acabar de otra manera que no sea la confrontación física. Es ahora cuando entendemos la elección del villano en The Flash. Necesitábamos a alguien que pusiera la rivalidad entre Flash y Arrow al límite. Impera el fanservice, claro, pero era necesario. ¿De veras nadie ansiaba ver a estos dos darse de tortas? Son estos pequeños detalles los que enriquecen la puesta en escena. Como por ejemplo, la cruda discusión que mantienen Oliver y Barry, donde éste último afirma que Ollie está celoso por no tener poderes. Nunca se confirma este hecho, ¿pero nadie más siente que Barry ha dado en el clavo?
Cabe añadir que el combate entre Flash y Arrow, más allá del evidente simbolismo entre ambas series hermanas, es también una batalla de polos opuestos. Y no solo a los personajes me remito, sino al tono. Me gustó y mucho cómo se remarcan las diferencias entre ambas ciudades, por ejemplo. En Central City todo es una aventura, donde a los supervillanos se les pone apodos estúpidos (pero hilarantes). Como si de un juego se tratase. Starling City es la otra cara de la moneda. Una ciudad asediada por la tragedia, dos veces. Con problemas sociales, corrupción en los estratos más altos de la política, guerras de bandas armadas…..
Y esta dualidad, como ya apuntamos en la primera reseña de The Flash, viene simbolizada por la luz y la oscuridad. Flash, Central City, son el día. Arrow, Starling City, son la noche. Este simbolismo está presente durante todo el cruce, hasta el punto en que el café que a Oliver le gusta es negro. ¿Queréis más? Flash casi siempre se mueve de día. Casi siempre… menos cuando está hechizado. Cuando está rabioso. Es por eso que la escena donde Flash detiene el coche con Iris y su novio dentro es de noche. Y es por eso que justo en ese instante aparece Arrow.
Probablemente uno de los mayores aciertos de la cadena con este cruce es que sí, lo podemos confirmar ya: ambos episodios pueden visualizarse de manera independiente. Quien siga Arrow puede prescindir de ver The Flash 1×08 (algo que no aconsejo, debo decir). Sin embargo, como todo buen crossover, solo aquel que junte ambas piezas podrá ver el cuadro al completo. Y está bien, incluso más que bien, que algunos detalles pesados de uno de los dos personajes lo hallemos en la serie opuesta.
Sí, me refiero al encuentro de Oliver con su ex, en Central City. ¿Alguien se acuerda del nombre de la chica? Apareció al final de la segunda temporada de Arrow. ¿Seguís sin reconocerla? No importa, porque los guionistas, que a pícaros no los gana nadie, ya os tiran el anzuelo por mí. La chica le da a Oliver las condolencias por la muerte de Moira. ¿De qué puede conocer esta muchacha a Moira? Sí, seguro que os acordáis. Es la madre del hijo de Oliver. Ese hijo que Oliver desconoce tener. Todo un tanto el que se marcan los escritores aquí.
He dejado para el final la guinda del pastel. Aquello sin lo cual este crossover no habría brillado ni la mitad de lo que lo ha hecho. Me refiero, como no, a la paleta de personajes secundarios de ambos seriales. Empezando por Cisco -carismático donde los haya- y acabando por Diggle, uno tan solo puede ir a por más palomitas cuando estos se juntan. Felicity, Caitlin, Thea y Joe. Las escenas donde confluyen tantos personajes, lejos de parecer barrocas, fluyen con un humor y un dinamismo magistrales. Las apuestas entre Digg y Cisco sobre quién ganará (Oliver o Barry), los gags de la identidad secreta, las miradas de Cisco a Thea, o que Iris esté prendada de Oliver son el aliño definitivo para el disfrute del evento.
Habrá que ver qué más puede ofrecer el universo compartido de Flash y Arrow. Por el momento, el hermano mayor parece ser el caballo perdedor en este toma y daca, donde da mucho más que recibe. ¿Para cuándo a Firestorm en Arrow? ¿O Cisco en solitario? Por el momento, nos quedamos con ganas de más. Tocará esperar.
Y, para amenizar la espera… Al final de Arrow 3×08, ¿quién crees que gana? ¿Arrow o Flash? En la Entertaiment Weekly de esta semana, donde se juntaron el elenco de The Flash y el de Arrow, al público se le hizo la misma pregunta. ¿Y sabéis cual fue la respuesta de la audiencia?
¡Diggle!