Aunque muchos relacionéis ahora a Dan Slott con Spiderman en la competencia, este hombre ha hecho, está haciendo y hará muchas más cosas dentro del mundo del cómic. Una de esas cosas fue la miniserie Arkham Asylum: Living Hell, que lanzó en 2003 junto dibujante Ryan Sook después de haber tratado ya con el Hombre Murciélago en 12 números de la serie Batman Adventures.
En Batman: Asilo Arkham – Purgatorio, ECC Ediciones recoge los seis números que componen esta miniserie, y en la que como su propio nombre indica, daremos un nuevo viaje por la locura que siempre ha rodeado al infame Asilo Arkham.
Como muchos sabréis ya, Arkham es una institución para criminales mentalmente inestables, es decir, un lugar a dónde van a parar los locos y los enfermos mentales que, de estar sanos, acabarían en la cárcel. Allí, cometiendo un error al alegar locura para no entrar en prisión, acaba Warren White, un poderoso empresario al que han pillado cometiendo uno de los mayores fraudes que se recuerda.
Aunque lo más fácil habría sido tirar de galería de villanos relacionados con Batman, o del propio Batman, Slott construye una historia que se divide en cinco tramas, cada una protagonizada por un interno (incluido Warren White) creado para la ocasión, y que en el último número se enlazarán para llegar a una conclusión común. Es decir, el guionista se olvida completamente del Cruzado de la Capa, y relega a un papel secundario a otros personajes conocidos. Porque obviamente, que Slott se centre en sus personajes de nuevo cuño no quita que no tire de villanos ya establecidos. En estas páginas podemos ver momentos con el Joker, Killer Croc, Enigma, Hiedra Venenosa o Dos Caras, entre otros, pero solo a modo de acompañamiento para los que realmente son los protagonistas.
Aunque este planteamiento pudiese parecer arriesgado, Slott acierta sobremanera en la creación de sus personajes (en unos más que otros, todo sea dicho), los maneja de forma magistral y los integra a la perfección en este retorcido universo, como si llevasen ahí toda la vida. Así, de la mano de Slott y de Warren White, viajamos al centro del Asilo, conociendo historias sobre los reclusos y siendo testigos de la auténtica locura que se vive en su interior. Sí amigos, White se arrepiente de su alegación prácticamente nada más llegar, y poco a poco vamos viendo por qué. Además, se introduce también en la trama un elemento ocultista o incluso sobrenatural, insertado ahí como sorpresa para el final, pero que quizás sea lo que más chirría en el conjunto.
Sin ser una obra de arte, pero siendo recomendable y destacable, la historia de Slott no sería la misma si no fuese por los dibujos de Sook. Originales y perfectamente adaptados al entorno que nos muestran, los trazos simples y directos del dibujante recuerdan ligeramente al estilo inconfundible de Mike Mignola, sobre todo por sus formas, sus desproporciones y sus paletas de colores (obra de Lee Lougridge). Sook opta por unos escenarios y fondos austeros, que lejos de resultar incompletos, llevan a los personajes y a su locura a cobrar más protagonismo dentro de un edificio que ya es un personaje en sí mismo.
Como ocurre con muchas de estas publicaciones, ECC Ediciones completa el tomo con varios extras, que incluyen bocetos, diseños y anotaciones previos a la versión final de la serie, material que siempre es bienvenido. Este hecho convierte al tomo en algo que merece la pena tener entre manos, tanto por lo ligeramente original de su historia, como por lo ligeramente original de su dibujo, y, por supuesto, los extras.