[Reseña] Batman Eterno Nº 2

Batman Eterno Nº 2

Pues ya está, ya hemos leído este Batman Eterno Nº 2 (Batman Eternal Nº 5-8 USA) de ECC Ediciones que comenzamos con la esperanza de que haya subido el nivel con respecto a los números incluidos en el primer tomo.

La historia continúa justo donde la dejamos, con Falcone haciéndose cada vez más poderoso y con el Comisario Jim Gordon en la cárcel por un delito de asesinato múltiple que, obviamente, no cometió. Pero quizás lo más preocupante sea la llegada del nuevo Comisario, un tipo con contacto directo con la mafia que hace la vista gorda ante los criminales y se pone como objetivo número 1 acabar con los justicieros y capturar a Batman, tachado ahora de proscrito.

Con Gordon fuera de juego, entra en escena un nuevo policía honrado dentro de un Departamento que otra vez ha vuelto a sucumbir al lado oscuro. Se trata de Jason Bard, un pobre iluso que, como ya le ocurriera a Gordon, aprenderá a base de palos que Gotham no es una ciudad donde se puedan hacer las cosas por las buenas. Este será el nuevo aliado del Cruzado de la Capa en la lucha por evitar el caos creciente en la ciudad, que no es más que una pequeña parte de algo enorme que ya se empieza a vislumbrar.

Mientras las tramas se siguen desarrollando apareciendo cada vez más hilos por doquier que, de buen seguro, estarán conectados de alguna forma en alguna parte, van desfilando uno tras otro personajes del universo de Batman de ahora y siempre, tanto villanos como héroes, y todos con su papel crucial para el devenir de la historia. Cierto es que, de momento, seguimos con esa sensación de haber más preguntas en el aire que respuestas, algo que generalmente hace que el lector tema que algunas cosas se pierdan en la compleja y enmarañada trama. Esto se ve incrementado por algo que no parece haber cambiado con respecto a los números anteriores, y es esa anarquía provocada por la pluralidad narrativa. Aunque Scott Snyder y James Tynion IV sean los que llevan la batuta, a los guiones encontramos a John Layman, Ray Fawkes y Tim Seeley, cada uno con su estilo y con sus prioridades a la hora de manejar el foco de atención con respecto a personajes y situaciones.

Entre las diferentes tramas, dejando de lado el ascenso de Falcone y todo lo que ello conlleva, vemos los pasos de los diferentes miembros de la Bat-familia por ayudar a que el cáncer de corrupción no se extienda. Batwing investiga con Jim Corrigan cierto ascenso de las fuerzas místicas en el subsuelo de Gotham, mientras que Batgirl descubre que su padre no es en realidad quien parecía ser. También vemos los primeros pasos de Harper Row en su camino hacia convertirse en héroe, a Red Robin investigar algo cuyo resultado afecta al hermano de Row, y a una Catwoman muy bien aprovechada. Como veis, una buena cantidad de historias abiertas a la vez que apuntan a algo en común, pero que de momento permanece oculto, y que recupera a uno de los clásicos enemigos de Batman, él mismo como consecuencia de no poder hacer frente a todo a la vez en solitario.

En el apartado artístico, volvemos a tener sensaciones encontradas, ya que al contar con dibujos procedentes de diferentes manos los estilos pegan saltos que, a veces, te echan un poco para atrás. En este tomo nos encontramos dibujos de Andy Clarke, Emanuel Simeoni, Guillem March y Trevor McCarthy, donde quizás sean los dos últimos los más destacados. Aún así, las variaciones giran a en torno al estilo, que no en torno a la calidad, por lo que la serie empieza a contar con un claro atractivo en su parte gráfica.

Al final, pese a continuar avanzando, la sensación que nos deja este segundo tomo es la misma con la que nos quedamos tras acabar de leer el primero. Bien es cierto que vamos siendo conscientes de que todo va a cobrar sentido tarde o temprano, y el desarrollo página a página comienza a enganchar al lector ansioso por saber qué se esconde detrás de cada subtrama. No, no es una mala serie, y lo bueno es que promete ir a mejor.