[Reseña] Astro City: Vidas Privadas

Astro City: Vidas Privadas

Para empezar a hablar del tomo Astro City: Vidas Privadas de ECC Ediciones, hay que empezar por el principio, por el primer número, una historia de 24 horas plasmada en 24 páginas donde, cada una, es una hora. Sin embargo, esto es algo que no se nota, porque el guionista Kurt Busiek construye la historia de forma que esté llena de suspense e intriga, solo dando la información suficiente para que el lector no se pierda y siga con ganas de más. Además, la historia se presenta de forma desordenada con saltos temporales adelante y atrás, ayudando a todo esto que comento.

La historia gira en torno al Maestro de Baile, un ser de otra dimensión que desata una locura de amor desenfrenado por la ciudad, y que cala especialmente en un obseso del trabajo y un villano de nivel callejero. El primero despierta y ve que el trabajo no es lo más importante y reaviva la relación con su novio, mientras que el segundo conoce a una mujer desdichada en un robo a un banco, dejando esa vida al margen de la ley para ir a vivir una nueva vida con esa mujer.

Brent Anderson desata su lado psicodélico en este primer número, algo que cuadra muy bien con la temática, trasladándonos casi sin querer al verano del amor. El dibujante presenta una amplia gama de colores y estructuras de página que ayudan a resaltar la presencia del Maestro de Baile, no dejando ningún detalle al azar.

La segunda historia es más entrañable, ya que gira en torno a una anciana que tiene la capacidad de comunicarse con las máquinas, y que se dedica a recoger los restos de villanos robóticos para arreglarlos, actualizarlos y mostrarlos en un museo de segunda. Como ella los recupera, los arregla y los envuelve en cariñosos cuidados, los robots devuelven ese cariño de forma amable y dedicada, pese a sus orígenes como villanos.

El problema viene cuando, siendo esta anciana excesivamente confiada, decide dejar al perdedor de su sobrino a cargo del museo mientras ella viaja para recuperar restos de otros robots. Como era de esperar, el sobrino se mete en problemas graves, que acaban por afectar también a nuestra querida protagonista y, sobre todo, a sus robots.

Con estos elementos, Busiek intenta poner de manifiesto la importancia del amor, la familia y la confianza, y como la falta de esto puede afectar de la forma más insospechada. También nos va revelando, poco a poco, detalles del pasado de la anciana, dando a entender que no siempre fue tan inocente como es hoy en día.

El trabajo de Anderson aquí destaca en cuanto a la enorme variedad de diseños para robots, que varían en aspecto y forma de una manera espectacular. Destacaría también la facilidad que tiene el dibujante para cambiar de lo actual a lo retro, facilitando la comprensión y disfrute de los flashbacks.

La última historia comienza con la aparición de nuevo héroe en Astro City. Nuevo por decir algo, porque en realidad se trata de uno desaparecido hace tiempo. Antes de revelar nada sobre este héroe, Busiek echa la vista atrás y nos narra su origen, relacionado con una historia de amor/odio entre dos adolescentes fuera de lo común. Uno de ellos era un superhéroe, y el otro era un súper villano, y aunque estaban enfrentados, en el fondo no podían vivir el uno sin el otro. El héroe era un tipo bueno y popular, mientras que el villano era inteligente pero marginado. El primero quería ayudar al segundo, y aunque este no se prestaba, en el fondo agradecía su atención.

Esta situación la vamos viendo poco a poco, pero se pone definitivamente de manifiesto en un intercambio que presenta Busiek, donde el villano pide una fiesta de cumpleaños con amigos y el héroe le pide a cambio un día en el que le ayude a hacer el bien, a ver si así consigue enderezarlo.

Aunque no a corto plazo, este evento supone un punto de inflexión que nos lleva directamente a la época actual en la que comenzaba la historia. Descubrimos quién está realmente bajo la máscara, y somos testigos de cómo se debe mantener un legado haciendo honor a la memoria de un héroe caído. Toda una alegoría al sentido del deber, el compromiso y, por qué no, la redención.

El tomo se completa con una genial guía ilustrada de la ciudad de Astro City y de sus habitantes más ilustres. Vemos así una descripción de cada uno de los barrios más destacados, su historia y los héroes que lo pueblan (o lo han poblado), algo que nos sirve para tener una mejor visual de lo que, en al final, no es precisamente el tema central de la serie.

En definitiva, Astro City continúa por su línea de cómic imprescindible, contando historias de lo más profundas sobre un marco superheroico que, al final, solo se toca de lado.