Aunque sea con motivo justificado, no todo cambio es bueno (hablando siempre desde mi propio punto de vista). Un ejemplo claro es Batgirl, una serie de una calidad más que aceptable que, con el fin de intentar llegar a más público, o más bien a un público diferente, ha sufrido un cambio radical en todos sus aspectos a partir del número 35 de su serie regular.
El tomo de ECC Ediciones Batgirl: La Chica Murciélago de Burnside recoge precisamente los números del 35 al 40, presentando esta nueva etapa de la bat-chica escrita por Brenden Fletcher y Cameron Stewart. «Nuevos tiempos y nuevas demandas», habrán pensado en el seno de DC Comics, y si bien la intención ha sido adaptarse, quizás en este caso se hayan pasado de la raya.
Lo que nadie puede negar es que la nueva Batgirl es una vuelta de tuerca al mundo de los superhéroes, algo que Marvel Comics viene haciendo con éxito desde hace tiempo con series como Hawkeye o Ms. Marvel, y que bien hecho no tiene por qué desentonar.
Nuestra querida Barbara Gordon decide cambiar de aires, y si bien no abandona Gotham, sí que se muda al barrio más chic de la ciudad, Burnside. Allí, intentará compaginar su vida de compañera de piso y estudiante de la universidad con sus actividades superheroicas.
Fletcher y Stwart imprimen su lleno en la serie con novedades propias de la época moderna, tales como los dispositivos móviles, la informática, las redes sociales, las aplicaciones de ligoteo y la libre circulación de información, convirtiendo a todos estos elementos en protagonistas imprescindibles de las historias que nos cuentan. El objetivo aquí es claro, y ese es crear una ambientación y un entorno en el que encaje una chica joven que da la casualidad que lleva una doble vida un tanto agitada. Todo eso dirigido a un público muy diferente al que hasta ahora podría seguir la serie, cuyo perfil es claramente joven, actual y quizás femenino, ya que es más fácil que de ese modo se sientan identificados con el planteamiento. Y es que aquí, además de atrapar a los malos y resolver crímenes, nuestra protagonista debe preocuparse de ir a fiestas, quedar bien con sus amigas, cuidar su imagen en la red o ligar con chicos.
Es por todo esto por lo que considero que el cambio no ha sido a mejor, pero repito que desde mi punto de vista. Obviamente, no soy público objetivo, y ese es el mayor hándicap. Aún así, hay que reconocer la buena labor de los guionistas (sobre todo de Fletcher), que saben lo que hacen y cómo hacerlo para llegar al que ahora es el nuevo lector. Los tiempos cambian, y al final eso debe verse reflejado también en los medios y en el arte.
De lo que sí que no se puede tener queja es del apartado gráfico, obra Babs Tarr y el propio Cameron Stewart, que aportan un trabajo muy dinámico y muy moderno, justo como demandan los guiones, el entorno y la ambientación. Esto se completa con mucho colorido, resaltando la vivacidad, la alegría y la juventud que rebosa en cada página.
Batgirl ha cambiado, para bien o para mal, y DC Comics abre con esto de par en par las puertas de un nuevo estilo dirigido a una nueva generación que por algún lado tiene que entrar al mundo de los cómics. El entretenimiento está asegurado, pero la juventud no es tonta, ¿seguiremos teniendo calidad en estas páginas?