Voy a ser claro, conciso y quizás un poco malvado. Tras leer el tomo de ECC Ediciones Sinestro Nº 2, y lo siento por su guionista Cullen Bunn, esta es una de las series actuales del Universo DC que, según mi criterio, sobra en el catálogo.
Es cierto que el primer número prometía, porque al final la serie está protagonizada por uno de esos antihéroes carismáticos que tanto gustan a los fans, pero ya sea por su desaprovechamiento o simplemente por cansancio, el segundo tomo viene a confirmar que las páginas que tenemos entre manos carecen de un contenido atractivo para el lector.
La dinámica es básicamente la misma que hemos visto hasta ahora: un Sinestro que parece distraído o incluso débil, aunque al final todo entra dentro de sus planes iniciales, y que se rodea de un núcleo de Yellow Lanterns que cabalgan entre la desconfianza, el miedo y la ira hacia su líder.
Entre lo más destacado del tomo tenemos la continuación de la búsqueda de los Korugarianos supervivientes, un ligerísimo (casi inexistente) desarrollo de la trama de la oscura secta que está consumiendo el universo, y la captura de Mundo-Guerra de manos de Mongul como nueva base de operaciones de los Yellow Lantern.
¿Algo más? Pues no, porque Bunn no nos lo proporciona. Se agrade que el tomo incluya el primer anual, ya que gracias a él conocemos los orígenes de los principales miembros de los Corps de Sinestro, dándonos así un desarrollo de personajes que no se ve por ninguna parte en la serie principal. Mucho tiene que mejorar la cosa para que los próximos números consigan encauzar lo que a priori tenía tan buena pinta.
A esto no ayuda el apartado gráfico, que cuenta con un número de dibujantes abrumador que convierte el tomo en un collage de estilos nada agraciado. Pocas veces funcionan los equipos artísticos tan numerosos, y lo siento, esta no es una de ellas.
La serie, con todo, se deja leer, quizás por la esperanza de algo mejor en el horizonte. Veremos qué ocurre en el tercer tomo.