Las reseñas de números relacionados con eventos siempre son difíciles, porque suelen estar formadas por una miniserie principal que, a día de hoy, suele tener ramificaciones en todas y cada una de las series del resto de la línea editorial.
Ese fue el caso de Maldad Eterna, el primer gran evento de los Nuevos 52 que se desarrolló en Estados Unidos entre finales de 2013 y principios de 2014, y que contaba la invasión, conquista y control de la Tierra por parte del Sindicato del Crimen de Tierra-3, una especie de contrapartidas malvadas de la Liga de la Justicia.
Maldad Eterna contó con una serie principal de siete números escrita por Geoff Johns y dibujada por David Finch que tuvo muchas ramificaciones. Esas ramificaciones se publicaron en forma de varios especiales, que en España nos llegaron de la mano de ECC Ediciones de esta forma:
- Maldad Eterna: A.R.G.U.S. – Como toda organización que busca mantener el orden, aunque sea para su propio beneficio, A.R.G.U.S. debe responder, pero sufre el duro revés de verse obligada a desaparecer del mapa. Sin embargo, el siempre combativo Steve Trevor no se rinde y decide hacer todo lo que esté de su mano para acabar con el Sindicato del Crimen.
- Maldad Eterna: Arkham en Guerra – En este tomo tenemos una curiosa puesta en escena donde se presenta una ciudad de Gotham en la que los villanos campan a sus anchas y se han repartido la ciudad por territorios, y donde el único salvador se erige en la figura de Bane. Lógicamente, Bane quiere poder y control, pero también quiere orden y que la ciudad no sucumba ante el caos y la anarquía.
- Maldad Eterna: La Rebelión de los Villanos – En este tomo vemos lo que ocurre con los Renegados de las Ciudades Gemelas, dejando de manifiesto que hay varios tipos de villanos, y que no todos son tan malvados como podría parecer. Además, se siembra la base para un cambio de status quo en el Capitán Frío que tendrá consecuencias en el futuro de la Liga de la Justicia.
- Maldad Eterna: Consecuencias – Este tomo sirve a modo de prólogo del evento, y en él se narran, valga la redundancia, las consecuencias para uno de los principales afectados, Nightwing, y para dos grupos que también han sufrido mucho, el Escuadrón Suicida y los Jóvenes Titanes.
Pero la cosa no se quedó ahí, porque todos los demás títulos de la línea editorial abandonaron sus arcos argumentales para pasar a estar protagonizadas por varios de los villanos relacionados, algo que se denominó Mes de los Villanos. Y es que esto cobra todo el sentido posible en el momento en el que el Sindicato del Crimen elimina, aparentemente, a todos (o casi todos) los héroes de la Tierra, dejando vía libre para que los villanos controlen el cotarro, eso sí, siempre bajo su mandato incontestable.
El evento, y sin revelar muchos detalles para no estropear el asunto, está lleno de giros, sorpresas, revelaciones, muertes, resurrecciones, traiciones, cambios de bando, cambios de status quo y todo lo que os podáis imaginar. Vamos, que esta vez sí, el evento supone un antes y un después para muchos personajes, y en lo que a la serie principal se refiere, todo está construido de forma que Johns consigue mantenernos enganchados como si de una serie de televisión se tratase. Lo de los tie-ins ya es otro cantar, ya que dependen de la capacidad creativa de los guionistas y dibujantes de turno, y que se pueden leer para completar la historia hasta cierto grado de profundidad, pero que también pueden ser ignorados por completo sin llegar a suponer ninguna pérdida de la trama.
Como en todo gran evento, siempre hay alguien que destaca sobre los demás. En esta ocasión, los protagonistas principales son, obviamente, el Sindicato del Crimen por un lado, y Lex Luthor por el otro. Los primeros brillan en manos de Johns de una forma de lo más interesante, consiguiéndose un perfil bastante detallado de cada uno de sus miembros, y pudiéndose delinear perfectamente su personalidad, decisiva en algunos casos para el desarrollo de la trama. En cuanto a Luthor, el villano da un vuelco total a su condición de maldad, ya que al verse contra las cuerdas en un mundo amenazado por otros entes, decide que ya es hora de ponerse el traje de faena y defender a los más débiles.
Destaca también el grado de importancia obtenido por personajes como los miembros de los Renegados, un Cíborg que para un servidor siempre ha sido insulso pero que desde DC Comics se empeñan en darle mucha relevancia, y un Batman que siempre actúa desde las sombras como uno de los artífices de la victoria final. Obviamente, eliminados del mapa los principales héroes o villanos de la Tierra, el protagonismo recae sobre personajes secundarios o incluso terciarios que participan activamente en la trama o, simplemente, protagonizan alguno de los números del Mes de los Villanos.
De esta forma, y como ya he comentado, queda claro que existen diferentes niveles de villanía. Bien sea por la avaricia, el ansia de poder, la coacción o simplemente la locura, muchos dan palmas con el nuevo orden mundial. Por otro lado, existen villanos que ven cómo se rompe un equilibrio de forma que se cierne sobre ellos una amenaza incluso peor que la de tener que lidiar con el superhéroe de turno de vez en cuando. Esos son los casos, y me repito, de Bane en Gotham, el Capitán Frío en las Ciudades Gemelas o Lex Luthor en general, que deciden que someterse al yugo del Sindicato al Crimen es malo incluso para ellos.
A nivel artístico, me remito únicamente al trabajo de Finch en la serie principal, puesto que el abanico de dibujantes que han participado en los tie-ins es tan grande y tan variopinto que podríamos convertir este artículo en un documento interminable. Finch dibuja, Finch cumple. Su trabajo es espectacular por momentos, pero también es verdad que flojea en otros. Sin embargo, a pesar de esta irregularidad, al César lo que es del César. En general Finch aporta lo que un lector debe esperar de un evento de este calibre.
En definitiva, Maldad Eterna es un evento de esos que tiene todos los elementos necesarios para ser considerado como uno de los grandes, algo que solo el tiempo dirá, pero al menos podemos decir que merece la pena su lectura, aunque solo sea para pasar un muy buen rato. La serie principal es de lo más adictiva e interesante, mientras que los números relacionados completan de forma estupenda la trama, manteniendo un nivel más que suficiente para que no den sensación de mero relleno.