[Articulo] Opinión: El DCEU (Parte 2 de 2)

Retomando el testigo de la primera parte de este artículo dividido en dos (si en su día te lo perdiste, te recomendamos enérgicamente que le eches un ojo), volvemos una vez más a intentar zambullirnos en este DCEU que parece generar tantos odios como pasiones.

Y es que el público, más aún en el vertedero de opiniones que puede ser Internet, dicta sentencia con una facilidad tan cruel -y en ocasiones injusta- que el boca a oreja puede desterrar a los abismos a casi cualquier cineasta. Esto es algo que no entiende de logotipos, y tanto da apellidarse Snyder como Whedon. Poco importa el trabajo previo, incluso aunque éste sea sobresaliente. Basta un único tropiezo y las hordas de fans llamarán a la puerta del cabeza de turco, horcas en mano.

Para bien o para mal, en Warner este chivo expiatorio no ha sido otro que Zack Snyder, y como ya aventuramos en la primera mitad de este post, las cosas en el ámbito cinematográfico de DC están tomando otro rumbo. Aquí incluso estos hechos están abiertos a interpretación: acierto de la compañía por escuchar a los fans o inseguridad en el propio producto.

En cualquier caso, la situación del DCEU no ha sido nunca fácil. Condenado a ser el hermano pequeño del UCM para el gran público -esa masa de espectadores que con mucha faena empiezan recién a distinguir a qué compañía pertenece cada personaje- por simplemente apuntarse último a la fiesta, los creativos tras el DCEU se han visto obligados en más de una ocasión a responder a los baches a base de volantazos. ¿Y quién puede culparlos? Marvel es un rompehielos que avanza por terreno inexplorado, clavando su bandera cual Neil Armstrong a cada nueva producción que se les ocurre. Es complicado en el género superheroico aventurarse ahora con la space opera sin que te comparen con Guardianes de la Galaxia. Los chicos de Disney han puesto sus dedos en las tramas de atracos con Ant-Man, y ahora vienen fuertes con la vertiente más mística en Doctor Strange (Doctor Extraño). Incluso DC parece tener problemas para definir a un villano en la sombra irremediablemente parecido a Thanos… aunque en origen la inspiración fluyera en una dirección absolutamente opuesta.

Sin embargo, Marvel cometió un error. Un error absolutamente garrafal. Y en DC, como no podía ser de otra manera, explotaron la debilidad del enemigo. Ese error de Marvel, ese acierto de DC se llama Wonder Woman.

Cuesta entender cómo Marvel, con hasta ahora trece películas en su palmarés, se olvidara deliberadamente del cada vez mayor número de chicas y mujeres de todo el globo que, poco a poco, iban dejándose seducir por un cine comúnmente dirigido al sector masculino. Este target enorme clamaba a gritos por una heroína. Y Marvel la tenía, ahí, frente a ellos. Toda una estrella a su disposición: Scarlett Johansson.

Pero esto nunca ocurrió. No deja de tener cierta justicia poética que sea Wonder Woman, la superheroína por excelencia, la primera en gozar de una película propia en esta era de oro del género. Casi como el karma, que viene con espada y escudo en mano dispuesto a equilibrar la balanza. Porque eso es terreno inexplorado. DC podrá plantar su bandera, y aunque más tarde cruce por esos lares la Capitana Marvel (ahí es nada la puya de Disney a Warner escogiendo precisamente a “este” personaje, con “ese” nombre), no será lo mismo. Y más precisamente ahora, con una presencia femenina cada vez más fuerte en el cine de aventuras, en la ciencia-ficción y en las adaptaciones de cómics. Ahí están el episodio VII de Star Wars, o la inminente Rogue One.

Es precisamente este camino el que, en opinión de un servidor, debería seguir el DCEU. El de apostar por lo nuevo, no el de repetir los aciertos de la competencia. Y es que, aunque en el cómic ambos cosmos de ficción siempre han sido muy parecidos, existen ciertas diferencias que parecen haberse trasladado a la guerra en los cines: en esta ocasión nos referimos al respeto por la continuidad.

Marvel, pese a algún que otro traspiés, siempre ha intentado mantener un cosmos con una historia muy definida. Y esto, irremediablemente, ha traído consigo ciertas restricciones para los cientos de escritores que han tenido que tomar las riendas de uno u otro personaje. DC, por el contrario, tradicionalmente ha valorado más la libertad creativa libre de ataduras en una continuidad confusa -por decirlo de manera suave-. Son dos filosofías opuestas, ambas legítimas a su manera, que curiosamente parece repetirse en los cines. ¿Cómo si no se explica la política de separación de cine y televisión en DC?

Algo que, a priori, parecía un descalabro tremendo, está resultando cada vez un mayor acierto. Y es que en Marvel, y cuanto más tiempo transcurre más evidente parece, se han visto superados por la planificación necesaria para unir satisfactoriamente el cine y sus series de televisión. Apenas unas breves menciones en sus series de Netflix parecen indicar que ese es el mismo mundo en el que viven los Vengadores, pero poco más. Si incluso el propio Joss Whedon llegó a afirmar que, en las películas, ¡el Agente Coulson seguía muerto! Todo un desastre que, dejando de lado la innegable calidad de Daredevil y compañía, parece repercutir negativamente en Marvel hasta el punto de tener que jugárselo todo a una carta. ¿Conseguirán revertir esta situación en Infinity War?

Y en cambio, CW va a lo suyo. Obviamente, andan por terreno resbaladizo, y en más de una ocasión los mandamases de Warner se la han jugado bien a los responsables de Arrow y compañía: “Sí, podéis usar al Escuadrón Suicida”. “Ah, no, espera, no podéis. Deshaceos de Deadshot, y Harley que no vuelva a asomar la jeta”. “Pero bueno, que Deathstroke sí podéis usarlo…”. “Por cierto, tendremos nuestro propio Flash. Y no será Grant Gustin”. ¿Pero no decíais que no queríais repetir personajes entre series y cine? Y para colmo, ahora llega Superman a Supergirl. Que los compre quien los entienda.

En cualquier caso, y a esto nos referíamos también con el particular camino que diferencia a DC de Marvel, es que la primera se mueve como pez en el agua por los mundos paralelos que constatan su multiverso. Ojo, que Marvel también es perro viejo aquí, pero los chavales de la editorial que hicieran exitosa Stan Lee y Steve Dikto siempre han tenido más el ojo puesto en la Tierra 616 -el mundo “estándar” de Marvel- que en el resto de “What if…?”.

Curioso es cuanto menos que Marvel, una vez más, no haya pisado estas tierras, y fuera DC con Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia quien diera unas sutiles pinceladas a realidades paralelas vestidas de resaca de Bruce Wayne. Nos referimos a esa visión al más puro estilo Injustice, donde Superman es un cabroncete de mucho cuidado y Batman es el líder de la resistencia que intenta por todos los medios derrocarle. ¿Será más bien una mezcla entre Injustice y Superman: Hijo Rojo? Veremos en qué queda dicha visión dentro de los planes de Warner para el DCEU.

Por el momento, aprovecho para recomendar encarecidamente un revisionado de Batman v Superman con el material extendido. Se me antoja una pieza vital para comprender el plan de este DCEU, pues a banda de la calidad de la segunda película de este universo (que cada uno opine), es precisamente en Batman v Superman donde más sentido cobra la “e” de “extended” que figura en las siglas de DCEU.

Y ya, sin más, me despido con la intervención de Diana frente a Doomsday. Esa OST me sigue poniendo los pelos de punta.