[Reseña] Wonder Woman

Wonder Woman ha llegado ya a las salas de cine, y parece que no puede sacudirse de encima el dudoso título de “salvadora del Universo Extendido DC”. Como si hubiera un universo que salvar. ¿Dos películas con dudosa aceptación por parte de la crítica hacen de este un proyecto agonizante? De entrada, y para que sirva de telón de fondo, quien escribe estas líneas disfrutó en gran parte de Batman V Superman: El Amanecer de la Justicia (sí, soy de “esos”). Por ello, a sus detractores les agradará saber que Wonder Woman no se parece nada a BvS. Pero en nada. Ni en el blanco de los ojos.

Wonder Woman es, en líneas generales, cojonuda. Así de simple. De hecho, es su simpleza lo que la hace funcionar de “maravilla” (vale, chiste fácil). Y a pesar de que, en mi opinión, cuenta con un tercer acto horrible, el balance final es muy, muy positivo.

Sí, sé que puede sonar confuso, pero no deja de ser cierto. Wonder Woman juega durante toda la película a un juego muy concreto, pero cuando alcanza esa parte del “todo o nada”, se hunde. Una pena, porque el resultado podría haber sido glorioso. Poco más puedo aportar sobre ese detalle sin destripar la trama, así que corramos un tupido velo y centrémonos en los aspectos positivos, que son todos los demás.

Para que os podáis hacer una idea más certera sobre la película, y asumiendo que todos aquí sabemos de qué estamos hablando, quizás podríamos describirla como una mezcla de Thor y de Capitán América: El Primer Vengador, pero esta es una mezcla que funciona excepcionalmente bien (mucho más que los dos ejemplos citados, eso seguro). Aquí, el contraste entre Temiscira y la Europa en guerra es una delicia. Se entiende ahora por qué Patty Jenkins y Zack Snyder escogieron ambientar el origen de Diana durante la Primera Guerra Mundial; necesitaban el contrapunto perfecto entre la inocencia de la mitología primigenia y el despotismo de la guerra.

Se siente, se palpa que nada de esta ambientación es al azar. Temiscira deja a la Asgard de Thor en pañales, y la Gran Guerra, como la llamaban entonces, presenta una gama de matices muy superior a lo visto en la primera película del Capi. Aquí es donde la película se gusta, se siente cómoda en un terreno que evoluciona desde los ojos de Diana: de la ingenuidad más propia de princesas Disney (de la cual bebe mucho, y eso, dejad que os diga, es una fantástica noticia) a la madurez de la cruda realidad que solo la guerra puede proporcionar.

Jenkins explora y bucea más de lo esperado en este tipo de conflictos: “Esta gente necesita mi ayuda, y aquella gente de ahí también. Pero pese a todo, esto es la guerra. Es imposible salvar a todo el mundo”. Es genial ver como la cinta pone la lupa en un conflicto a pequeña escala, donde poco importa más que el destino de una triste aldea en ruinas. Y lo mejor es que, esta vez sí, consigue que te importe.

Gran mérito lo tiene, como no, Gal Gadot. Reconozco que no me entusiasmó su nombramiento como Wonder Woman (el físico no me pegaba demasiado con el personaje), pero ya me convenció con BvS y me ha convencido ahora diez veces más. Esta Diana es la hostia. El carisma que desprende es monstruoso. Y cuando la veáis en la “escena de la trinchera” os acordaréis de esta crítica. Vaya si os acordaréis. Una de las mejores secuencias del cine superheroico, sin duda. Sí, ya. Pensáis que se ha visto mucho en el tráiler. Pero no. Eso, y la posterior transición a la villa es una gozada. Avisados estáis.

La otra parte del mérito es de un grande como Chris Pine. El tándem Diana/Steve es como una lluvia de verano. Una de esas rarezas hermosas que en un principio parecen no tener nada que ver, pero luego, en la distancia, aprecias su belleza. La última escena de ambos es, pese al chasco del tercer acto, un lujo que promete dejarte sin palabras (quien la haya visto pillará el chiste).

Antes de cerrar esta crítica, me gustaría lanzar una reflexión que va implícita en la película. Por sorprendente que parezca, esta es la primera película protagonizada por una heroína desde el reciente boom del género. Es casi como una especie de justicia poética que haya sido Wonder Woman la encargada de dar el pistoletazo de salida. Este era un agujero que debía ser llenado. Porque al igual que yo, muchos otros hemos crecido fantaseando con llevar una “S” en el pecho, con dar estopa a los malos lanzándoles nuestra telaraña o con derrapar a fondo nuestro Batmóvil. Ahora, por fin, las chicas de todo el mundo tienen ese espejo en el que mirarse. Si tenéis hijas, no lo dudéis. Si tenéis hermanas pequeñas (o mayores), no lo dudéis. Si queréis llevar a vuestra novia o a vuestra mujer, no lo dudéis.

La mía ya me está preguntando cuándo repetimos.